Pátzcuaro, hermoso pueblo mágico

Calles empedradas, tejados rojos a dos aguas, paisaje boscoso, fachadas uniformes pintadas de blanco y guardapolvo rojo, así como faroles de alumbrado público, visten al hermoso Pátzcuaro.

Se aprecian negocios que, sin excepción, guardan la tradición, plasmando sus rótulos con la primer letra en rojo y el resto en negro, este detalle da la sensación de que preservar la belleza del lugar es el objetivo esencial. Estas cualidades proporcionan una exquisita armonía, se experimenta una sensación que envuelve los sentidos. Al recorrer sus calles, se encuentra uno a pobladores con sombrero y a mujeres con bellos huanengos y rebozos.
 
Imposible resistirse al paseo en tranvía que pasa por diversos sitios de interés: La Plaza Vasco de Quiroga rodeada por cafés, restaurantes, hoteles, plazas comerciales y galerías; La Casa de los Once Patios, donde lamentablemente se ven menos negocios abiertos, porque el turismo resulta insuficiente para dar sustento al artesano; la Plaza Gertrudis Boca Negra (ilustre personaje de la Independencia de México), rodeada por negocios, hoteles y el mercado, que dan vida a la cotidianeidad de los habitantes del  lugar; el Teatro Emperador Caltzontzin; el Templo y Antiguo Ex Colegio de la Compañía de Jesús; el Museo de Artes Populares y la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, entre otros.

Talla en madera, muebles, cerámica y barro, tejidos en palma, piezas en cobre, textiles, joyería en plata, son artesanías que se pueden adquirir en este encantador lugar.

Poco, muy poco se ve a la gente ofreciendo sus productos en la calles, hay que ir a buscarlos en las plazuelas y plazas artesanales. Adquirir las obras de mano del creador, proporciona un valor agregado a la compra. No es extraño encontrar obras refinadas y de inigualable belleza, a precios justos. Si del paladar se trata, uchepos, corundas, chocolate, dulces típicos, pan, camote, son parte de las delicias del lugar.

Hay mucho por conocer en México, tan sólo en uno de sus estados cuenta con la denominación de ocho Pueblos Mágicos y este lugar se llama Michoacán. Visitemos estos rincones y no permitamos que se nos vayan de las manos, dejando de visitarlos.

Pátzcuaro no necesita hacer nada extraordinario para cautivar nuestros sentidos, su gente, arquitectura, artesanías, gastronomía y bellezas naturales, hablan por sí mismos. 

Pátzcuaro reúne sobradamente los ingredientes para ser un inmejorable anfitrión en cualquier época del año. Lo invitamos a visitarlo  y a disfrutarlo.